Cuando hace media hora salí del colegio, eso a lo que yo y algunos otros llamamos trabajo, después de haberme clavado 2 copas de champagne, 25 empanadas y 118 sándwiches de miga, me di cuenta que estaba dejando de lado “la vida” para entrar, solo por un mes y medio, a “LA VIDA ”. Para mí, y para 500000 docentes más de este país, todo había terminado… todo menos el mundo. Gracias a Dios, desde Australia, nos anoticiaban que por allá las cosas seguían bien y del fin del mundo anunciado por los Mayas ni noticias. 
Aquí en el sur que, según Benedetti, “también existe”, siempre mas modesto y discreto que en otras latitudes, la gente piensa menos en los mayas y más en tratar de entrar en la maya que lucirán, calzador mediante, durante los meses estivos en alguna playa de mala muerte y de mala suerte (que mala suerte es la condena de veranear en la costa bonaerense) mientras gente mas afortunada, no docente, pasará el verano en Brasil, en Punta Del Este o en EEUU mientras cantan “Blanca Navidad” abrazados a un papá Noel de papel mallé que repite como un disco rallado “ho ho ho.. Feliz Navidad”. 
El mundo no se terminó, pero lo que si se terminó, fue el infierno de aguantar pendejos. Los padres, astutos seres inmisericordes que intentan tener una vida, depositan a esos seres putrefactos llenos de gases y granos, en los colegios, para que nosotros, abnegados trabajadores de la educación argentina, por un sueldo irrisorio, transformemos a esas larvas malolientes, parásitos sociales, en ciudadanos comprometidos con la realidad social, seres pensantes y sobre todo, personas que no rompan los huevos de marzo a diciembre. 
Susana ya lo decía  tras su separación de Humberto Roviralta: “Basta, esto se terminó! Ya no importa, como fue que ocurrió!”. Basta, esa es la palabra que resuena en mi mente. Basta de aguantar pendejos; basta de corregir mierdas que tienen la pretensión de ser pruebas o carpetas; basta de aguantar directivos; basta de campamentos, convivencias y retiros; basta de proyectos de aprendizaje-servicio; basta de planificaciones y objetivos; basta de compañeros de trabajo que se rascan el higo; basta de escuchar el nombre de uno ser pronunciado una y mil veces por  los niños; basta de dormir como el pepino; basta de ganar como un mendigo, basta de reuniones y conflictos con padres y con chicos; basta de ver granos y barritos. 
¡Basta!  Ahora LA VIDA  comienza. Ahora la vida tiene sentido; ahora es le momento de mirar atrás, de ver la senda que nunca se ha de volver a pisar y gritar a los cuatro vientos: “¿Y AHORA QUE PORONGA HAGO TODO EL VERANO?!?”
¿Qué voy a hacer un mes siendo que no tengo cable? ¿Qué voy a hacer sin tener las 245 repeticiones del “Soñando por Cagar” o “El bailando por garchar” o como mierda se llame? ¿Qué voy a hacer durante el eterno mes de enero en Buenos Aires viendo como todos se divierten menos yo? ¿Qué voy a hacer en las vacaciones sin Mateyco transmitiendo desde Mar del Plata? ¿Qué voy a hacer sin aire acondicionado mientras el mundo se derrite a mí alrededor? ¿Qué voy a hacer sin mi trabajo que, sin dejar de ser una mierda, es en donde más me divierto? ¿Qué voy a hacer sin mis alumnos que son básicamente excremento humano pero de vez en cuando me revuelven algún gesto de cariño y hacen que uno sospeche que la vida tiene algún tipo de sentido? 
Docente Argentino: si te has dado cuenta que empezadas las vacaciones ha comenzado para ti ese período de tiempo en donde lo único que hay que hacer es sobrevivir para recuperar eso que es “la vida” pero que es la única “VIDA” que conoces, entonces te has dado cuenta, cabalmente, que antes que nada y después de todo, que la vida… LA VIDA  ES  UNA MIERDA. 
CON RAZÒN SOLO PUDE RESCATAR UN SANDWICHITO ¡¡¡TE LOS HABÌAS COMIDO VOS ¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarYA TE LO DIJE MIL VECES ¡¡¡SOS UN GENIO ¡¡¡
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ResponderEliminarLas vacaciones son como el amor. Te lo venden como si fuera tocar el cielo con las manos, pero cuando los experimentás, te das cuenta que es solo un puto criquet q te alza un par de centímetros hasta tocar el cielo razo con humedad y que el ventilador de techo estaba prendido.
ResponderEliminarHermoso relato!