jueves, 9 de febrero de 2012

¿VIDA? …¡Vida es otra cosa!

 
Cuando hoy por la mañana crucé el umbral que separa “LA VIDA” de “la vida”, me di cuenta que, por lo menos para mi y para 500000 docentes mas de este país, todo había terminado.
“Todo concluye al fin nada puede escapar todo tiene un final todo termina” entré cantando al colegio mientras las vacaciones quedaban detrás y, casi como en esas películas en donde la música surge de la nada, se escuchaba, mientras pensaba en las vacaciones escurridas como el agua entre los dedos, un “De chiquilín te miraba de afuera como a esas cosas que nunca se alcanzan...” siendo que del otro lado del vidrio quedaba Enero y su “Dolce far niente”.
“La Dolce Vita” había concluido; Marcello Mastroianni se alejaba por la playa hacia un destino incierto y yo, modesto Marcello aunque no menos muerto que él, me adentraba en las profundidades del abismo a hacerme cargo de mi destino y asumir el compromiso al cual la patria me llamaba.
“Educar es cosa del corazón”, nos enseñó Don Bosco: lastima que nadie le dijo que la mayoría de los docentes corremos el riesgo de sufrir 3 infartos antes de llegar a los 50 años de vida.
Vida… ¿se puede llamar vida a esto?  ¿A esto que  es la perversión más absoluta? Cuando empezamos a descubrir que hay una vida que merece ser vivida escuchamos el canto de las sirentas que nos llaman a volver a la fábrica de educar boludos.
Docente argentino: si tienes entre 22 y 65 años, aún estas vivo, la tiza no ha llenado tus pulmones de tumores y lo único en lo que piensas es en matar a todos los niños en edad escolar junto con sus inmundas familias, es hora que salgas del armario en donde se apilan pruebas que jamás has corregido, mires de frente y a la cara a tu directivo y le digas: ¡QUIERO SER FELIZ ANTES DE MORIRME! ¡Abandona tu puesto de trabajo, deja el templo del aula en el cual los educandos adquieren saberes que solo le servirán para ganarse $100 en el programa de Julián Weich, dile a la secretaria del colegio que ya no volverás, escucha el sonido de una puerta que se cierra dentrás tuyo y sal a la vida! Allí afuera, afuera de ese mundo de recreos, de patios con niños sudorosos, de registros evaluativos, de planificaciones que nunca jamás nadie leerá, de power points que aburren incluso a aquellos que los han diseñado, allí afuera, muy afuera, la VIDA te espera; una vida llena de alegrías, de esperanzas, de sentido… una vida en donde siempre brilla el sol, pero, una vida pobre, muy pobre, porque sin trabajo, ¿de que carajo vas a vivir?
Docente argentino, vuelve a la realidad, vuelve al aula, vuelve al patio, vuelve a la reunión de padres, vuelve a llenar boletines y vuelve, sobre todo, a esperar la jubilación que una día, indefectiblemente llegará, si es que un niño no te mata antes de un corchazo en la frente. Y recuerda: LA VIDA es para otros, a ti en cambio te queda “la vida”, llena de oscuridades y de sombras, una vida que, trágicamente, siempre será de mierda.

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